Los textos que oramos nos invitan a hacer un alto en el camino, a ponernos cómodos, a ir a un lugar tranquilo y… descansar, conscientes de esa presencia de Dios que nos habita.
En un día de “fiesta” o descanso como hoy, 25 de Octubre, parece sencillo aminorar el ritmo, sin embargo nos encontramos con bastantes obstáculos. El salmo nos hace caer en la cuenta de ello, haciéndonos recordar el ritmo diario, las prisas y agobios, las responsabilidades, aquello que estamos intentando cambiar y a veces nos supera, esa necesidad de sentirnos unificados en todo lo que somos….
No obstante, aquí estamos esta tarde, y escuchamos como dicho personalmente a cada uno cómo Dios nos llama amigos, pues quiere darse y bendecirnos sin medida. Nos invita a no preocuparnos, sino a buscar su Reino y su justicia.
Una vez más, Dios parece no cansarse de llamarnos a estar con Él, y a través de su escucha y su encuentro, invitarnos a salir de nosotros mismos continuamente.
Un tiempo, este rato de oración, para descansar acompañados y volver a sentir la urgencia de salir, de comenzar, con esperanza renovada, abrazados por la comunidad, y especialmente, agradecidos por el privilegio de este ápice de fe.
María
Y un ratito para vuestra oración ahora...
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