SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




martes, 2 de julio de 2013

Fin de curso

Nos juntamos sólo diez pero estuvimos muy a gusto. Los grupos pequeños siempre ayudan  en la oración y en el compartir. Preparaba un servidor y quise cambiar esta vez un par de cosillas: No cantamos esa tarde, sólo escuchamos los cantos para introducir alguno menos conocido que es más difícil con guitarra. Y la oración compartida fue sólo de gracias ya que estábamos a final de curso.
La oración la tenéis colgada en el archivo de oraciones para el que no pudo venir.
El evangelio era la parábola del hijo pródigo, muy conocida y no por ello menos emotiva cada vez que la leemos.
No os voy a aburrir con mis comentarios. Sólo os transcribo una oración de Patxi Loidi, de un libro antiguo con el que yo crecí en mi fe. En ella se resume lo que hoy me provoca este pasaje.

¿Qué me dirás Dios mío,
cuando llegue a tu presencia
y me encuentre frente a Ti?

“Animo, hijo,
te has portado”.

Yo me quedaré mudo,
porque llevaba preparada una explicación.

Tú me tomarás de la mano
Y me enseñarás tu casa con todo detalle.
Casi no te atreverás a decir palabra.
Solamente, como de pasada, me dirás:
“Ya tenía ganas de verte aquí, con nosotros”.

 Yo te miraré al rostro asombrado
y veré que te brillan los ojos
y que luchas para que no te caiga ninguna lágrima.

Y mis explicaciones e historias
se me irán de la cabeza todas.
Y mis fallos quedarán sepultados para siempre
en el baúl vacío de los recuerdos muertos.

Y empezaré a entender que eres gratuito.
Empezaré a entender, por fin, la parábola del hijo pródigo.
Y se me quedará clavada en el corazón
una palabra eterna
que la estás diciendo desde ahora
“Hijo”.

 Y sentiré por primera vez
una alegría no pasajera.

 
Después de oír la parábola del evangelio y de mirarnos al corazón, sólo podemos...
...agradecer humildemente.

Y al final de la oración estuvimos un rato de tertulia. Hablamos sobre el próximo curso, el número de personas que asistimos y la posibilidad de que la capilla se quede pequeña en algún momento. La casi totalidad de los que fuimos estábamos de acuerdo en seguir en el mismo sitio porque el ambiente que se consigue en esta capilla no se da en otras. La idea es empezar y si vemos que no cabemos ya se replanteará el tema.
Pues nada, que llevéis el Espíritu de Jesús allá donde estéis estas vacaciones.
Y nos vamos con este video: