SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




martes, 30 de mayo de 2017

Agua por Mayo, pan para todo el año

Escasa asistencia al encuentro de mayo. Quizá fue la lluvia...aunque visto el refrán y la sequía del país....bendita agua. Pero el número nunca es un problema: "Donde dos o más...". Me atrevería a decir que bastaría sólo una persona; de hecho hay precedentes en nuestro grupo de Taizé y os aseguro que aquel día también estaba Jesús allí.

Preparó Flora, que nos introdujo en la oración recordando a la comunidad de Taizé, que quiere ser un signo útil para el mundo y la Iglesia.
La segunda lectura fue el salmo del caminante: " Dame agua fresca...lléname de tu paz y tu presencia...Me abro a las sorpresas de tus sendas, siempre nuevas".
Y el evangelio continuaba hablando del camino de nuestra vida con el buen samaritano.

Somos caminantes sedientos de un agua que nos sacie la sed, que nos restaure por dentro. Avanzamos a veces a tientas, a menudo se borra el sendero bajo nuestros pies por vivir contracorriente en un mundo que avanza en dirección opuesta. Nos ciega la tormenta de arena, se nos seca la garganta, y el rugido del viento apaga nuestra voz. Pero a pesar de todo caminamos en busca de la tierra prometida, fiados de una promesa...."yo estoy con vosotros". 

Padre, no dejes que nos paremos, ayúdanos a seguir caminando, aunque sea con paso cansado. Muéstranos tu rostro. Queremos descubrirte en nuestro camino. Queremos fiarnos de tu promesa, a pesar del dolor, de la noche, del miedo....
Aunque no vemos el sendero sabemos cuál es tu camino...pero queremos verte en él, descubrirte a nuestro lado...

Y parece que Dios nos respondía con la parábola del samaritano. ¿Quieres ver mi rostro? Pues busca en los márgenes del camino, donde viven los excluidos del sistema, los marginados de un mundo que no se detiene por nadie y que desecha a los que no encajan en sus leyes perversas. Busca en los márgenes donde viven los asaltados y heridos, que sobreviven sin la esperanza de que alguien se pare y les devuelva al camino. Busca en los calvarios de tu historia, en donde viven los crucificados que cargan con el peso de una cruz que ahoga sus vidas.
Allí me verás. En el camino de Jerusalén a Jericó. No te quedes junto al templo. Mucho antes que en los sagrarios de las iglesias puedes encontrarme en aquellos hermanos que necesitan un poco de luz en su noche. Tú serás mis brazos largos para que sepan que son mis preferidos.

Si tenéis cinco minutos leed este texto de Dolores Aleixandre que, como siempre, es un viento fresco de esperanza.
Poniendo "peros"

viernes, 5 de mayo de 2017

Parte su tiempo abril entre llorar y reir

Igual que en nuestra vida...donde las lágrimas y las risas vienen y van....

Elena nos preparó esta vez la oración con uno de los textos más importantes del evangelio:  "Tuve hambre y me distéis de comer....".
                       "¿Cuándo lo hicimos....?
                    "Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicisteis".                                                                                                                                                     Mateo 25

Y esto con la pascua recién celebrada....

"Al Dios crucificado sólo se le entiende cuando sabemos crucificarnos con El por amor a los que sufren. Este Dios crucificado impide una fe ingenua y egoísta en cualquier Dios poderoso puesto al servicio de nuestros propios intereses. Este Dios orienta nuestra mirada hacia el sufrimiento, el abandono y los gritos de tantos hombres y mujeres crucificados por la injusticia.

Este Dios crucificado prolonga hoy su presencia en los nuevos crucificados de nuestros días. La mejor manera de encontrarlo es sufrir con los que sufren, permanecer con El en la pasión de los crucificados.

(....) El sufrimiento, las injusticias, la opresión, el dolor, la muerte...no tienen la última palabra. El mal ha quedado despojado de su poderío absoluto.
Es cierto que las muertes, las luchas y las lágrimas de los hombres continúan. Pero, ahora sabemos que a esta vida crucificada le espera resurrección." 
                                                                 (Creer hoy en el Dios de Jesucristo - Carta pastoral cuaresma 1986)