Amaia nos prepara una preciosa oración y escoge un texto de Dolores Aleixandre como primera lectura que no puedo resistirme a reproducir.
"Hubo un tiempo de mi vida
en el que estuve convencida de la fuerza de la denuncia,
en el que creía que había que desenmascarar injusticias,
cayera quien cayera.
….
Sin darme cuenta, me situaba en el grupo sombrío
de los que juzgan, exigen y condenan,
de los que murmuraban de Jesús
porque comía con gentuza
y no les recordaba el cumplimiento de la Ley
ni les reprochaba su conducta.
La vida y, sobre todo el Evangelio, me han ido enseñando
que ese es un camino cojo
porque la verdad, sin amor, deja de ser verdad.
He ido aprendiendo que todos nos defendemos y nos blindamos
cuando, desde fuera, pretenden invadirnos o cambiarnos.
En cambio, cuando alguien se nos acerca
sin pretender nada de nosotros, gratuitamente,
cuando alguien nos ofrece su respeto y su confianza,
cuando el mensaje que leemos en sus ojos
es que está dispuesto a querernos tal como somos
y a aceptarnos sin condiciones,
entonces se esponja en nosotros
nuestra identidad más verdadera,
y florece lo mejor que llevamos dentro.
Sólo entonces comenzamos a creer que nos es posible cambiar,
sólo entonces recobramos la confianza en nosotros mismos,
sólo entonces se realiza el milagro
de ser también nosotros capaces de confiar en los demás.
Y esta espiral de confianza
que va contagiándose de unos a otros,
comenzó un día junto a un sicómoro
en las afuera de Jericó
cuando la mirada de Jesús hizo presentir a Zaqueo
que existía alguien que lo quería tal como era,
cuando su amor transformó a aquél hombrecillo,
tan perdido como cada uno de nosotros,
en alguien “encontrado” para la Vida
y arrastrado a la corriente de la entrega."
Dolores Alexandre
¡Qué importante es sentirte entendido, aceptado y querido como eres! No sentirte juzgado. Es eso exactamente lo que encontramos en Jesús.
Zaqueo, Bartimeo, la mujer del perfume, el paralítico, la adúltera,...todos encontraron la mirada compasiva de Jesús, su mirada de comprensión y de ternura, y desde aquél momento sus vidas empezaron a cambiar.
Ojalá nos encontremos con El en nuestro camino, ojalá pronuncie nuestro nombre de nuevo y nos restaure por dentro, para ser llevados de nuevo a la Vida.