Esa tarde fuimos llegando poco a poco hasta 13 personas y entre ellas bastante gente nueva que, a pesar de no haber puesto carteles de dirección en la puerta, pudo encontrarnos: Susana, Verónica, Pilar, Edurne, Diego, y Jhonny.
Contaron retazos de historias preciosas que compartieron al final y que son un regalo para el grupo porque nos hablan de otras experiencias, de otros seguimientos a Jesús que nos descentran de nosotros mismos y nos aportan pura vida.
Creo que esta ronda de presentaciones al final es algo que no debemos perder. Los históricos o los más asiduos igual se cansan de presentarse tantas veces, pero en justicia , también a los nuevos les gusta saber quiénes somos o cómo hemos llegado hasta allí. Quid pro quo. Es de todas formas una bendición este ratito del que salimos todos encantados.
Y, como les comentaba a Helena y a Edurne, también la capilla es un lugar ideal para este encuentro de oración, por lo recogido del sitio, por la disposición circular, la intimidad...No me imagino haciendo lo mismo en una iglesia.
Comenzamos el adviento y lo hacemos con María. Tranquilos hermanos evangélicos, no era el propósito centrarnos en ella sino en cada uno de nosotros. Creo que estos días se nos anuncia a cada uno una buena noticia:
Alégrate, el Señor está contigo.
Gozas del favor de Dios.
Jesús puede nacer en ti.
Si quieres.
¿Qué respondes?
Podemos decir como María: Aquí me tienes para lo que quieras. Y aceptar como ella lo que Dios va proponiendo en nuestras vidas, fiados de su palabra.
O podemos seguir desencantados esperando un milagro que cambie nuestras vidas.
Pero el Milagro ya ha sucedido, o, si queréis, lo celebraremos al final del adviento en los días de navidad: Que Dios se nos regala en Jesús, Emmanuel, Dios con nosotros.
De momento nos quedamos en el anuncio y en nuestra respuesta.
Como en el chiste de J.L.Cortés, Dios le pregunta al angel: "Bueno, ¿qué ha dicho?
Aita Dios espera nuestra respuesta. Podemos pensarla estos días.
Pero de lo que digamos dependerá mucho el que entendamos el Milagro que el Padre ha hecho en nuestras vidas.
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