SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




domingo, 26 de febrero de 2012

Febrero 2012 - Aprendices de discípulos.

Este mes María nos ha preparado una bonita oración que nos da alguna claves para el discípulo .
"El que quiera ser mi discípulo, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz cada día y sígame".

Primero, si quieres...valóralo. Pero sí eliges ser discípulo no andes echando la vista atrás.
Luego, la primera condición: olvidarse de uno mismo. No mirarse al ombligo. Descentrarse de uno mismo para centrarse en el otro.
Este camino, que me resulta difícil y exigente, es el que considero que te lleva directamente al amor de Dios. Estoy de acuerdo en que, como nos dice Javier Melloni, cada religión es un camino hacia la única Cumbre, un radio de la circunferencia que lleva al único Centro, pero también creo, por la Encarnación de Jesús, por su palabra y sus obras, que el otro es el mejor camino para llegar a Dios.
¿Qué has hecho de tu hermano?....Sal de tu tierra....Vete y haz tú lo mismo....Dadles vosotros de comer....Tuve hambre y me disteis de comer....Palabras que resuenan en mi interior. Un camino costoso, a veces incluso molesto, porque obliga a salir de mi comodidad, incluso de la tranquila y gratificante relación vertical con el Señor en nuestras celebraciones comunitarias u oraciones personales, para ir a adorarle en espíritu y en verdad en aquellos que necesitan nuestra palabra y nuestro pan.

Y por ahí anda la segunda condición: cargar con la cruz cada día. Esto ha sido interpretado a menudo como soportar los sufrimientos que me han tocado en la vida con resignación cristiana. Pero es más bien caminar con el estilo del Maestro: amar como El nos amó, hasta el sacrificio propio por los demás, morir a uno mismo.... Si el grano de trigo no muere... Eso es cargar con la cruz : vivir al estilo de Jesús. Es poder decirle cuando compartimos el pan en nuestras eucaristías: yo también quiero partirme como pan para los demás.

Y así, seguirle.

Casi no recuerdo cómo comenzé a seguirle hace muchos años. Sé que no fue una caída de un caballo, no fue una conversión radical. Fue más bien un cambio progresivo: me fui enamorando poco a poco de aquél galileo que me ofrecía en aquellos años la subversión, la justicia, la apuesta por los pobres.

No sé si valoré suficientemente a qué me estaba comprometiendo, pero sabía que había encontrado un tesoro en El y eso fue ordenando mi escala de valores.

Hoy sigo andando tras sus huellas, a veces con paso cansado, a veces con ganas de quedarme en el oasis en vez de cruzar el desierto, a veces con la soledad de no encontrar su rostro, de no sentir su abrazo. Necesito sentir la seguridad de su presencia pero se me escapa entre los dedos cuando camino dos pasos y sin embargo, sigo esperando que salga a mi encuentro como en Emaús, y que cuando anochezca se quede al menos un rato conmigo.


Quiero seguir caminando fiado de su Palabra y de su Amor....aunque no siempre lo consigo....porque sólo soy....un aprendiz de discípulo.


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