Hablamos de la fe, de las dudas y lo mucho que necesitamos sentir el amor de Dios para poder caminar con esperanza.
Esta tarde me acordaba de que Javier Vitoria hablaba de un "Dios de espaldas" y he encontrado un texto de él que transcribo y que calca nuestras intuiciones:
"... puede ser conocido como el Dios de espaldas. La cita con su pueblo siempre es más adelante, el encuentro definitivo con El siempre queda aplazado.En sus constantes venidas al presente, no se contenta con confirmar las expectativas o colmar los intereses humanos, sino que, sorprendentemente los voltea, los renueva hacia el futuro, y los expande hasta límites inospechados. Finalmente se encuentra localizable y disponible en la hendidura del sufrimiento del mundo, y los pobres son su reverso en la historia.
(...) Se percibe a Dios de modo diferente de como cabía imaginarlo, y el éxito de todo intento de aproximársele pasa inevitablemente por estar dispuesto a sacrificar los conocimientos previos, sobre todo los más seguros, que sobre El se traían a la travesía de la fe.
(...)En el proceso de aproximación cristiana al Misterio, se hará inevitable transitar por parajes inhóspitos y luchar diariamente con Dios (que se revela en la historia y, no obstante, parece retirarse siempre de ella) para ser alcanzados por El. También en esta época incierta, Dios canta en la noche e invita a salir en su búsqueda y a su encuentro. A los requisitos de despojarse de las prendas de abrigo y caminar desnudos para poder alcanzar a Dios, Jesús ha añadido algo: la necesidad de convertirse a la humildad de Dios y de caminar con los crucificados de la historia".

"Digo para mis adentros: "Busca su rostro".
Sí, Yahvé, tu rostro busco:
No me ocultes tu rostro..., que tú eres mi auxilio. No me abandones, no me dejes, Dios de mi salvación.
(...) Señálame, Yahvé, tu camino, guíame por senda llana...(Sal 27).