SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




sábado, 24 de marzo de 2018

Orando en el desierto

Decoración distinta y diferente llegada en silencio con cantos de fondo. Formas distintas para un nuevo encuentro al final de la cuaresma.
Al final hubo lleno. Me preocupa que en algún momento haya que cambiarse de local por demasiada afluencia. No me imagino orando en bancos orientados hacia el frente como en las iglesias. Se perdería la circularidad del grupo en lo celebrativo, la comensalidad del compartir la Palabra, el ambiente fraterno que se crea, la penumbra que ayuda a la oración y a fijar los ojos en Aquel que es el centro. Siempre nos quedará el suelo enmoquetado y apretujarnos un poco al estilo de la iglesia de la reconciliación en Taizé.
La oración (colgada ya en el archivo de oraciones) giraba un poco en torno al desierto en nuestra historia, en nuestro camino de seguimiento a Jesús, en nuestra relación con Dios. Todos, antes o después, con mayor o menor intensidad o duración, tenemos etapas de oscuridad en las que a pesar de que se pasa mal, porque se mueven todas las tablas bajo tus pies, pueden ser momentos de depuración, de maduración en la fe.
Ahí es donde a veces se dan las oraciones de súplica, como las de Jeremías, Jonás, Job..., porque su historia es también nuestra historia. Nos dice Dolores Aleixandre en uno de sus libros:
"Cuando os asalten el temor o la incertidumbre, cuando os sintáis probados más allá de vuestras fuerzas, cuando os abrumen el cansancio y la duda, no reprimáis vuestras quejas, gritádselas a vuestro Dios, porque es un derecho de los hijos expresarse libremente ante su padre".
Y le suplicaremos que no nos esconda su rostro, que necesitamos su luz en nuestra noche para poder seguir caminando, aunque sea a menudo a tientas, aunque sea con paso cansado.
Y sigue Dolores diciendo: "Pero dejad siempre una puerta abierta al milagro que consigue que las dudas no nos paralicen, que las dificultades no nos hundan, que el dolor no nos endurezca...porque la maravilla más extraordinaria acontece cuando nos atrevemos a fiarnos de que estamos siendo conducidos, cuando nos arriesgamos a caminar con la fe puesta en el que conoce dónde está el norte, y la sombra y el agua. Cuando esperamos de El, confiadamente, el pan que necesitamos cada día".
Os dejo con una oración de Bonhoeffer, letra de un canto de Taizé que ya conocéis:
Dios, reúne mis pensamientos en ti. Junto a ti se encuentra la luz, tú no me olvidas. Junto a ti está el auxilio, junto a ti se encuentra la paciencia. No comprendo tus sendas, pero tú conoces el camino que es el mío.

                                          ¡¡¡¡FELIZ PASCUA!!!!

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