Nosotros, florecidos o no, nos hemos vuelto a encontrar en esa capilla maravillosa en la que nos juntamos cada mes para oír susurros que nos dan vida para el camino.
Esta vez se estrenó Ander, que nos ofreció una oración bien hilada con textos preciosos, que primero escarbaron un poco dentro de nosotros para luego presentar nuestra petición.
Poco a poco, vamos aprendiendo a vivir sin interioridad...
No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida...
Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz...
Esta vez se estrenó Ander, que nos ofreció una oración bien hilada con textos preciosos, que primero escarbaron un poco dentro de nosotros para luego presentar nuestra petición.
Poco a poco, vamos aprendiendo a vivir sin interioridad...
No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida...
Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz...
Ven, Señor Jesús.
A nuestro mundo,
a poner paz en la
guerra,
palabra en la
confusión,
serenidad en tanta
tormenta.
Ven, Señor, ven.
A poner luz en las
grutas de dentro,
a ser agua viva
donde la sed es más fuerte.
Hazte arrullo que
aquiete nuestras incertidumbres,
grito que sacuda
nuestra tibieza.
Ven, ven cada día.
No te canses de venir,
a habitar nuestro
barro, a avivar una hoguera
que ha de calentar
la noche, disipar el frío,
congregando
alrededor a una muchedumbre
hambrienta de
encuentro y fiesta.
Ven, y si ves que
no te esperamos,
que andamos
despistados,
afanados en otras
empresas,
insiste, grita más
fuerte,
vence nuestra
sordera.
Tú no desistes. Y
vienes.
Una vez más. A
sanar la tierra.
Dice Torres Queiruga que no está bien pedir porque el Padre ya sabe lo que necesitamos. Y que no podemos pedirle que venga porque Él nunca se ha ido.
Y sin embargo ¡lo necesitamos !...pedirle, alabarle, darle gracias, pedirle perdón....
Sabemos que Él lee nuestros corazones y ya sabe lo que queremos antes de pedírselo. Sabemos que no necesita nuestras alabanzas pero ¡cómo nos restaura en ocasiones un rato de adoración!
Sabemos que no necesitamos darle las gracias y que incluso rechina dárselas por cosas de las que otros más necesitados carecen, pero ¡cómo no ser agradecido por lo bueno de nuestras vidas!
Por eso te hemos pedido: Ven Señor a poner luz en las grutas de dentro. Ven a ser agua viva donde la sed es más fuerte. Ven a habitar nuestro barro, a avivar una hoguera que ha de calentar la noche y disipar el frío.
Aunque sabemos que estás siempre entre nosotros, esta tarde déjanos decirte.............¡VEN SEÑOR.......VEN CADA DÍA.........Y QUÉDATE CON NOSOTROS!