SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




lunes, 31 de marzo de 2014

Sal fuera

Marzo.
Qué ganas de sol tenemos.
Y también de abrazos.
Y especialmente el de Aita Dios.
Es por eso que buscamos espacios donde encontrar abrazos gratis. Uno de ellos creo que es el nuestro. Abrazos del Padre en el silencio, en los cantos, en la palabra, en los hermanos,...

Este viernes hemos tenido visitantes de una parrroquia de Barakaldo y unos cuantos pertenecientes al grupo Scout. Algunos ya habían ido a Taizé y otros iban a ir esta semana santa. Qué envidia!!!!

El evangelio que centró la oración era el de la resucitación de Lázaro. Hay dos cosas que me llaman la atención de esta palabra. La primera es el escepticismo de Marta que le dice: "Señor, ya huele, es el cuarto día!". La pregunta es: ¿espero milagros en mi vida o en la vida de otros? ¿o soy escéptico en lo que Jesús puede hacer a estas alturas en mi vida? ¿Hemos perdido la esperanza en el cambio que Jesús puede hacer en nuestras muertes?
La segunda palabra que resuena es: "Lázaro, sal fuera". Rubén, Ainhoa, Gorka, Mertxe, José....sal de tu sepulcro. Sal de lo que sea que te limite la vida, que te enquiste, que te aleje del Reino.
Sal ya!
Jesús te da la mano para auparte, para sacarte, para ayudarte a salir de tu oscuridad. Conocemos a Jesús. Sabemos que él escucha el sufrimiento y se acerca al ciego, a la hemorroísa, la mujer encorvada, a la suegra de Pedro...Y la historia de todos ellos puede ser nuestra historia.

Recuerdo ahora la historia del hijo pródigo. Cuando vuelve hacia la casa del Padre éste, viéndole venir, no espera a que llegue sino que corre a su encuentro. Dios recorre el camino que nos falta para llegar a él. Porque a veces no llegamos, algo nos impide llegar hasta su casa. Buscamos su abrazo, lo necesitamos, pero a veces nos hemos ido tantas veces de su casa que también nosotros somos escépticos en conseguir su abrazo.

Sin embargo, para salir de nuestros sepulcros Jesús nos da la mano, nos limpia los ojos, nos levanta de la camilla, nos devuelve la luz y la vida y nos lleva al amor del Padre.

Jesús, devuélvenos la vida...

Y su voz resuena una y otra vez:  Sal fuera! Sal fuera!





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