SOMOS



Cristianos.
Sólo eso.
Llamados por el Maestro a seguirle.
Desde distintas comunidades cristianas.
Son Iglesias hermanas.
Separadas por lo accesorio.
Y unidas en el centro, como radios de rueda confluyentes.
Unidas en Jesús, el Cristo.
Con la voluntad y la necesidad de encontrarnos en El.
Porque creemos que la gloria del Padre es que sus hijos estén unidos.
Sabemos que sólo El tiene el poder de juntarnos olvidando lo que nos separa.
En Taizé ha sido posible. Aquí, ¿por qué no?

Quienes se apunten a este camino,
quienes queráis regar esta semilla
...pasad y sentaos.




viernes, 6 de abril de 2012

Otra mirada de la cruz

"Hoy nos hemos encontrado a bocajarro con el Misterio de la entrega y la donación de Aquél que nos arrebata el corazón con su amor y generosidad inusitada. El Señor entregado, sin guardarse nada para sí, frágil y puesto en nuestras manos como si fueran las del Padre.
Una vez más estamos llamados a descubrir que "somos pordioseros dormidos sobre riquezas inconmensurables, desvanecidos sobre un manantial de energía, paralizados sobre una corriente de vida" (Andrés Rochais, sacerdote francés fundador del RRH).
Podemos pasar cada día sobre este misterio como de puntillas, sin percibir que nadamos superficialmente sobre una corriente de vida tan honda y tan caudalosa...
Hoy de nuevo podemos ponernos en búsqueda de esa presencia escondida, de ese regalo que nos vivifica, casi sin advertirlo, como corre la sangre por lo oculto de nuestras venas, impulsada por un corazón tan frágil y pequeño pero tan poderoso para hacer circular por nosotros el torrente de vida.
Realmente somos pordioseros que guardan en el fondo del armario un tesoro abigarrado de billetes y ¡seguimos viviendo en la indigencia de una forma tan incomprensible! Nos sentimos tan sin fuerza, tan desgastados por la vida y nos hemos olvidado que, por debajo del cansancio, estamos recorrido por un verdadero manantial que clama suavemente: "Ven junto a mí".
Nuestros ojos cansados no aciertan a volverse hacia la profundidad de esa corriente de vida que nos atraviesa de arriba a abajo, y seguimos paralizados y como sin aliento para recrear los cuatro trastos que conforman nuestra casa...
Pero el milagro está ahí y se repite sin cesar, día tras día, en un movimiento de anonadamiento y de generosidad sin límites, dándole fuelle a todo lo que vivimos, amamos, sentimos hacemos, sin que se perciba incluso demasiado el flujo de su gozosa entrega. ¿Cómo podría ser de otro modo?
Hoy hacemos memoria del amor oculto y frágil de Jesús, entregado por amor. Memoria de quien no sabe mirarse sino en el otro, que no puede respirar para sí, sino en el Espíritu, que no es capaz de otra cosa sino de vivirlo en una extraña comunión con lo más extraviado del ser humano, con los heridos, violados, expatriados, desplazados de nuestra triste y por El, solamente por El, esperanzada historia."
                                                                                                      Xabier Quinzá

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